Elegir juguetes puede parecer una tarea trivial. Uno entra a la tienda, ve colores, formas, sonidos, y termina llevándose lo que más brilla o lo que está en oferta. Pero cuando el juguete no solo entretiene, sino que educa, la elección se vuelve un acto de responsabilidad. Porque no se trata de llenar el cuarto de cosas, sino de sembrar herramientas para el pensamiento, la creatividad y la autonomía.
Por qué importa elegir según la edad
Cada etapa del desarrollo infantil tiene necesidades específicas. Un bebé no necesita lo mismo que un niño de cinco años, y un adolescente no aprende igual que un infante. Los juguetes educativos bien elegidos pueden estimular habilidades cognitivas, emocionales, sociales y motoras. Pero si se elige mal, el juguete puede frustrar, aburrir o incluso ser peligroso.
El Ministerio de Salud recomienda evitar compras impulsivas y priorizar productos que fomenten el aprendizaje, la comunicación y la creatividad. Y eso empieza por entender qué necesita cada edad.
Tabla orientativa de juguetes educativos por edad
| Edad del niño | Tipo de juguete recomendado | Habilidades que estimula |
|---|---|---|
| 0 a 12 meses | Sonajeros, móviles, peluches suaves, espejos irrompibles | Coordinación visual, auditiva y táctil |
| 1 a 2 años | Cubos apilables, juguetes de arrastre, libros de tela | Motricidad gruesa, causa-efecto, lenguaje |
| 2 a 3 años | Rompecabezas simples, bloques grandes, juegos de encaje | Coordinación fina, lógica, vocabulario |
| 3 a 5 años | Juegos simbólicos, instrumentos musicales, plastilina | Imaginación, expresión, habilidades sociales |
| 6 a 8 años | Juegos de mesa básicos, kits de ciencia, libros ilustrados | Pensamiento lógico, lectura, cooperación |
| 9 a 12 años | Juegos de estrategia, robótica básica, manualidades | Resolución de problemas, creatividad, autonomía |
Fuentes: Ministerio de Salud, UNICEF
Más allá de la edad: el contexto importa
No basta con mirar la etiqueta. Un niño de tres años que vive en una zona rural puede tener un desarrollo distinto al de uno que crece en un entorno urbano con acceso a tecnología. Por eso, el contexto familiar, cultural y emocional también debe influir en la elección.
En zonas como Ventanilla, por ejemplo, donde muchas familias tienen acceso limitado a espacios seguros para jugar, los juguetes que promueven el juego simbólico dentro de casa pueden ser más útiles que los que requieren espacio abierto. En cambio, en comunidades con fuerte presencia comunitaria, los juegos grupales pueden reforzar vínculos y habilidades sociales.
Qué evitar al elegir juguetes educativos
- Juguetes con piezas pequeñas para menores de tres años.
- Productos con sonidos estridentes o luces excesivas.
- Juguetes que reproducen estereotipos de género o violencia.
- Materiales tóxicos o sin certificación de seguridad.
- Juegos que requieren supervisión constante sin ofrecer autonomía.
Elegir bien también implica saber qué no llevar. Porque no todo lo que se vende como “educativo” lo es. Y no todo lo que entretiene enseña.
¿Qué dicen los expertos?
Psicólogos infantiles coinciden en que el juego es una forma de aprendizaje. No es un premio ni una distracción. Es una necesidad. Y los juguetes son herramientas que pueden potenciar o limitar ese aprendizaje.
La pedagoga peruana Carmen Ríos señala que “el juguete ideal no es el más caro ni el más complejo. Es el que permite al niño explorar, equivocarse, crear y compartir. El que se adapta a su ritmo, no el que lo obliga a seguir instrucciones rígidas”.
Recomendaciones prácticas para padres y cuidadores
- Observa cómo juega tu hijo antes de comprar. ¿Le gusta construir, imaginar, moverse?
- Elige juguetes que puedan usarse de varias formas. La versatilidad estimula la creatividad.
- Prefiere materiales naturales y duraderos. La madera, el cartón, la tela tienen texturas que enriquecen la experiencia.
- No sobrecargues el espacio. A veces, menos es más.
- Involucra al niño en la elección. Que sienta que el juguete es suyo, no impuesto.
¿Y qué pasa con la tecnología?
Los juguetes electrónicos pueden ser útiles si se usan con criterio. Una tablet con apps educativas puede complementar el aprendizaje, pero no reemplazar el juego físico, el contacto humano ni la exploración libre.
La clave está en el equilibrio. Un niño que juega con bloques, corre, dibuja y también usa tecnología puede desarrollar habilidades múltiples. Pero si todo el juego se reduce a pantallas, el desarrollo emocional y social puede verse afectado.
Elegir un juguete educativo no es solo comprar algo que entretenga. Es decidir cómo queremos que nuestros hijos aprendan, crezcan y se relacionen con el mundo. Es una forma de decirles: confío en tu capacidad de imaginar, de construir, de aprender jugando.
Porque el juego no es un lujo. Es un derecho. Y los juguetes, cuando se eligen con amor y criterio, pueden ser las llaves que abren puertas al pensamiento, a la empatía y a la libertad.
